Grrrrrr, exceso de trabajo, agotamiento mental y físico.
Hay meses del año que son insoportables, y este es uno de ellos. El mes de enero es mes de impuestos.
Y como economista, contable, fiscalista, oficinista y administrativo, el embrollo de papeles, números, cuentas, sumas y restas, porcentajes, impresora escupiendo hojas, ordenador sobrecalentado, y mesas rebosantes de declaraciones 300, 390, 110, 123, 190, 180, 115, 130, 193 y alguna otra que se me olvida, me van poniendo de los nervios. Y eso que aún no he empezado las visitas a bancos y a hacienda, agghhh, mi gran enemiga, la Agencia Tributaria.
En fin, estamos a media mañana, y cada vez queda menos. Me voy a preparar un IVA la mar de dificultoso que me va a ocupar un buen rato.
Pero a las dos, a comer, que hoy tenemos un invitado ilustre, con no menos ilustre manduca.
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